La Pizzería Italiana.

No me sentí muy bien en la mañana. Tuve náuseas todo el tiempo, pero igual fuimos a la feria de cosas viejas, porque el domingo pasado, Paula se había arrepentido de no haberse comprado un patinete de juguete. Igual no lo encontró, pero se compró una pelotita de goma que anduvo botando por todos lados. Yo sigo buscando revistas de Micro Hobby o Micro Manía, pero no hay caso. 

Volvimos a casa y tomamos sopas chinas. De a poco me fui sintiendo mejor. No sé qué pudo haber sido.

En la trade desacansamos y a las 6pm salimos para comer algo. En Google Maps encontramos un restaurante de comida italiana con buenas reseñas y buenos recios así que para allá fuimos. 

La mesera era de Buenos Aires. Ya me pareía que conocía ese acento. Me contó que había vivido en Alemania, Nueva Zelanda y Australia entre otros lugares. Hace sólo dos mesases que estaba en España y le está gustando, sobre todo por las playas. Allá ella. 

Pedimos pizzas margheritas con hongos y salami, y Goska se pidió unos cenneloni qu no tienen nada que ver con los canelones uruguayos.

Antes de volver al apartamento, pasamos por una casa de bubble tea, dónde Paula se compró uno de fruta del dragón. Y al lado había un restaurante japonés con decoración de anime así que le tomé algunas fotos.

A la vuelta, Goska se quedó para la misa en una iglesia por el camino, porque no había ido en la mañana. Con Paula nos volvimos al apartamento. Son las 8pm y estamos tan cansados que sospecho noes estaremos yendo a la cama en breve. Tenemos la intención de ir al Castillo de Santa Bárbara Mañana, pero vamos a ver cómo nos sentimos.

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